2019.- ANGELA SEVILLANO NOTARIO


Discreta, humilde, detallista, perfeccionista en sus quehaceres (despacito y bien hecho, ese es su lema) luchadora, comprometida, trabajadora, creyente y muy aferrada a su Cristo de la Salud, gran capacidad de entrega, fuerte, muy fuerte. Así, podríamos describir a ANGELA SEVILLANO NOTARIO, o Angelita como todos familiarmente la conocemos.
Nace en el seno de una familia huertana en 1941. La primogénita de Cesáreo y Juliana, siempre bien acompañada y entregada a sus hermanos, Carmelo, Loli (Huertana en 2009) y Antonio.
Aplicada en las tareas académicas obtiene el reconocimiento y admiración de su tutora, quien le anima a ser maestra. Su esfuerzo y trabajo constante se convierten en el motor que le empuja a mantener esa ilusión por aprender y sobre todo, llegar a ser docente. Las circunstancias de aquella época impidieron que ese sueño se hiciera realidad. No obstante, con gran capacidad de conformismo, acepta y asume su nuevo rol, responsabilizarse de sus hermanos pequeños. Al mismo tiempo, se dedica a aprender otras labores, dibujar, coser, bordar, ayudar en la huerta, hacer manualidades…
Las escuelas “D. Antonio Bellón” le dejaron muy buenos recuerdos, grandes valores y muchas emociones, diversión, entretenimiento, convivencia, cariño, amistad y muchas ganas de aprender nuevos conocimientos. Allí, donde la innovación educativa de la época estaba formada por pupitres de madera, brasero de picón, leche en polvo para el recreo, la enciclopedia Álvarez … permanecen los sentimientos encontrados que hoy en día están en el recuerdo.
Muy jovencita conoce a una persona muy especial con la cual va a compartir su vida. El 10 de octubre de 1964 San Pedro Apóstol se engalana para celebrar la boda de Antonio y Angelita. Se casó con 24 años con el objetivo de emprender una nueva vida.
Al poco tiempo la familia comienza a crecer, nacen Antonio, Menchu y Juan Ángel. En la antigua casa del Conde, la infancia y juventud de sus hijos transcurre con muy buenas vivencias afectivas, rodeados siempre de familia y amigos. Antonio, con su gran cualidad, la hospitalidad, ofrecía su casa a todo aquel que pasaba por allí. Cualquier momento era el idóneo para compartir un refrigerio y saborear un aperitivo.
Esos niños se hicieron grandes y conocieron a otras personas extraordinarias que formaron parte de la familia. Chiqui, Pepe y Manoli fueron muy bien recibidos en la huerta. Después llegó la descendencia. Surge la gran prole. Un artista y músico muy tenaz, un futbolista con mucha energía, un creativo imparable, una atleta muy comprometida y una niña con grandes dotes para el arte. Son sus nietos, Antonio, Marco, Gonzalo, Celia y Laura, quienes llenan de vida la casa de los abuelos.
Y siempre rodeada de gente ¡cuántos recuerdos maravillosos!, ¡cuánta familia y cuántas personas estupendas han estado al lado de Angelita!, buenos momentos compartidos debajo de la frondosa morera, celebraciones familiares, reunión de amigos, actividades en “el teleclub”, en la parroquia…. Sin olvidar, las nuevas amistades, que ha ido encontrando por el camino, el grupo solidario “soplando vida” y su apreciado grupo de madres que tanto le ha aportado en los momentos más difíciles de la vida.
En la Torrecilla, vivió momentos inolvidables en compañía de toda la familia. Las navidades con sus padres, marido, hijos, hermanos, sobrinos y cuñados eran entrañables. Navidades que perduran en el tiempo, simpáticos recuerdos que permanecen en su memoria. Cesáreo confeccionando la popular zambomba, cantaba sus peculiares villancicos acompañado de sus nietos, Carmelo tocaba su guitarra, Juliana preparaba su tradicional guiso y todos, poniendo su granito de arena para celebrar aquel momento tan esperado. La nochebuena era muy especial. La torrecilla, un lugar de encuentro familiar donde la magia de la navidad estaba muy presente. Cada año, deseando tener la oportunidad de vivir aquello una vez más.
Ha cultivado de su madre el amor a las plantas. De esta pasión, nace su la necesidad de tener un cuidadoso y florido jardín. Nuestra querida huertana adquiere una gran habilidad en este campo. Porque si hay algo que alegra el alma es una planta tratada con mucho cariño y esmero. Las plantas que cuida y mima Angelita, proyectan vida y color, no cabe duda.
Angelita, todo un camino de aprendizaje, un claro ejemplo de fortaleza. La valiosa actitud con la que se ha enfrentado a las adversidades de la vida, la define como una persona eternamente agradecida al apoyo y cariño recibido de su familia, amigos y vecindad de La Poblachuela.
Hoy, Angelita, los vecinos de La Poblachuela quieren rendirte un merecido homenaje a través de este nombramiento de HUERTANA DEL AÑO, que pone de relieve el cariño que te profesamos por tu gran calidad humana.

Juan José Llanos Delgado
Alcalde Pedáneo.